Solo unos días después de conocer a Luz, me encontré llorando la muerte de mi madre. Estaba en un estado de tristeza y confusión. No quería hablar con otras personas, solo quería estar sola, sufriendo y afligida. Pero como ya estaba comprometida a tener sesiones con Luz, hice lo mejor que pude para presentarme y estar presente durante nuestras reuniones. No sabía que mis sesiones de coaching con Luz me ayudaron a sobrellevar mi dolor (sin siquiera hablar de ello). Con ella, pude evaluar las diferentes áreas de mi vida, aprender más sobre mí misma, planificar los días venideros y tomar medidas para alcanzar mis metas. En cada sesión, tenía que descubrir una parte de mi vida que necesitaba una revisión. Luz había sido una coach increíble, escuchaba atentamente y hacía las preguntas correctas. No dejaba de recordarme que las respuestas están dentro de mí y que ya tengo las herramientas que necesito para mejorar las áreas de mi vida. Después de cada sesión con Luz, me sentí aceptada, apreciada y empoderada. Lo más importante, me sentí agradecida de haber encontrado a alguien que tiene el don de sacar lo mejor de mí, incluso durante uno de los momentos más oscuros de mi vida. ¡Gracias, Luz! Conocerte es una bendición maravillosa”.